Al llegar, la maleta llegó tambien, pero rota. Tuvimos que poner una reclamación. En ingles, claro. Yo que, se supone, domino un poco más el idioma tomo la palabra y empiezo a tartamudear. Al final lo acaba solucionando Natalia, como casi siempre, vamos.
Bajamos del autobus, ya de noche, para entrar en nuestro hotel y lo primero que vemos es a un lugareño de pie sobre un trineo tirado por un perrillo minúsculo. Nos miramos y nos echamos a reir pensando "¡¡ya estamos en Laponia!!".
El primer día fuimos en moto de nieve a una granja de renos y nos tocó un guia de Madrid. Nos dijo que habíamos tenido suerte con el tiempo (estábamos a -5 y allí pueden llegar a -30 tranquilamente) y es verdad que no pasamos frio, pero al estar todos los dias nublado no pudimos ver las auroras boreales que son frecuentes en esta época.
El paseo con la moto de nieve estuvo muy guapo, se conduce parecido a un quad, pero lo disfrutas mas porque en vez de barro, estas rodeado de nieve por todas partes.
Sin duda, para mí lo mejor fue el trineo tirado por perros. Es una gozada deslizarte por el bosque con el sonido de los perros, que parecen disfrutar tanto o mas que tu. Porque no veas las ganas que tenían de correr, que cuando nos parabamos me ponía sobre el freno y me arrastraban (os leo el pensamiento: Sí ya sé que tampoco es que yo pese 100 kilos).
Es una sensación increible. Solo he sentido algo así cuando hicimos snorkel en el Caribe o nos deslizamos por una tirolina de 600 metros sobre las copas de los árboles en Monteverde. O cada vez que Natalia me sonrie con sus ojos color verde marihuana.. (je,je..touché)
Otro día alquilamos raquetas de nieve y nos adentramos en un parque nacional que está justo al lado del pueblo. Otra pasada. Un paseo por el bosque, los dos solos acompañados tan solo por el ruido de nuestros pasos sobre la nieve. Naturaleza en estado puro que ,al final, es lo que nos gusta.
Seguíamos una ruta y nos pusimos a subir y a subir hasta que ya no había ni árboles, ni nada y la nieve parecía más hielo que otra cosa, menos mal que con las raquetas no había problema. Al llegar a la cima hacía un frio del carajo y la braga que nos cubría la cara estaba congelada, parecía carton. Fijaros si hacía frio que no hice ni una foto (eso sí, grabé con la cámara de video).
Tambien hemos hecho esqui de fondo, deporte muy recomendable. Bien es cierto que la primera hora estuve jurando en hebreo y con un cabreo de mil demonios porque no veia la forma de tenerme en pie sobre los esquis. Me pegué dos culadas de aupa. Poco a poco, fui mejorando y ya al final cada vez que había una cuesta abajo la gozaba. Para repetir.
Alguna cosa se me queda en el tintero, pero lo voy a ir dejando que luego Ana me dice que meto mucha chapa y me enrollo mucho.
Tan sólo una curiosidad: El hotel tenía Spa y cuál fue nuestra sorpresa cuando nos fuimos a meter a la sauna, cada uno desde su vestuario en canica picada, como dijo una que yo me sé, y nos encontramos con que era mixta. Es que estos nórdicos son muy liberales...
2 comentarios:
Qué pasote tios. Menuda envidia sana... y no tan sana.
Cuando vea todos los videos, comento cómo se me queda la cara.
Rderemoto
Que bandidos!!!!
hacia un monton que no pasaba por el camarote y de repente me encuentro con un viaje a Laponia. Me dais muchisima envidia.
Un abrazo pareja.
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